domingo, 26 de junio de 2016

"The road not taken"/ "El camino no tomado" de Robert Frost


Me gusta mucho el poema de Robert Frost The road not taken porque expresa a la perfección ese deseo tan humano de querer elegir más de una cosa al mismo tiempo.

Ese momento de duda y de tensión y cómo elegimos uno u otro porque hay que tomar una decisión, guiados por el instinto tal vez, o dando mil razones.

Una vez tomada la resolución, nos consolamos diciéndonos que tal vez otro día, volveremos para explorar el camino dejado atrás. ¡Cómo si eso fuera posible!

Y aún más, nos tranquilizamos diciendo que el camino que tomamos fue "el mejor", el menos transitado, lo que nos hace sin duda sentirnos "especiales". 

En algún lugar leí que este poema lo escribió para un amigo suyo que era bastante dubitativo y luego siempre estaba arrepintiéndose de sus elecciones.

Si me gusta tanto este poema, es porque es un canto al momento sublime de la indecisión. Hacer esto o aquello. Ahí donde todo es posible. Y nada ha ocurrido todavía, pero donde no te puedes quedar eternamente. Luego escojas lo que escojas ya está. De nada sirve arrepentirse. Tampoco habrá vuelta atrás. Volverás a encontrarte con otras encrucijadas, eso sí. 




Robert Frost 
The road not taken 


Two roads diverged in a yellow wood,
And sorry I could not travel both
And be one traveler, long I stood
And looked down one as far as I could
To where it bent in the undergrowth.

Then took the other, as just as fair,
And having perhaps the better claim,
Because it was grassy and wanted wear;
Though as for that the passing there
Had worn them really about the same.

And both that morning equally lay
In leaves no step had trodden black.
Oh, I kept the first for another day!
Yet knowing how way leads on to way,
I doubted if I should ever come back.

I shall be telling this with a sigh
Somewhere ages and ages hence:
Two roads diverged in a wood, and I–
I took the one less traveled by,
And that has made all the difference.


Robert Frost 
El camino no tomado
Traducción para el blog: José Manuel de Prada-Samper


Dos caminos se bifurcaban en un bosque otoñal,
y apenado por no poder los dos transitar 
y ser un único viajero, largo tiempo me detuve
y contemplé uno hasta donde la vista alcanzaba
allí donde se curvaba en la maleza.

Tomé entonces el otro, por ser igual de bello,
y quizá más apetecible,
pues lo cubría la hierba y apenas usado estaba;
aunque el trasiego allí
en realidad los había gastado más o menos lo mismo.

Y aquella mañana a los dos por igual cubrían
hojas que ningún pie había hollado.
Oh, ¡reservé el primero para otro día!
Si bien, sabedor de que un camino lleva a otro,
dudé de que fuera a regresar.

Con un suspiro esto contaré
en algún lugar, dentro de una eternidad:
dos caminos se bifurcaban en un bosque y yo...
yo tomé el menos transitado,
y eso lo ha cambiado todo.