Hace más de cinco años cuando se inició el proyecto de documentar la tradición del Alto Karoo, en Suráfrica, este fue uno de los primeros relatos que recogimos. Fue durante aquella primera entrevista a Katriena Swartz y Magdalena Beukes que grabamos en marzo de 2011, y que hemos descrito con cierto detalle en uno de nuestros artículos para Tantágora.
Las dos hermanas habían empezado contándonos cuentos de fantasmas. Después pasaron a otro tipo de relatos, pero en un momento dado parecía que se les habían acabado los cuentos, así que Katriena le sugirió a su hermana hablar de Sameraaltjie. Los siguientes minutos de narración fueron un tanto confusos, y Neil Rusch, que hacía las veces de intérprete, no terminó de entender de qué estaban hablando exactamente las hermanas.
Éstas, en su esfuerzo por aclararle las cosas, se interrumpían a menudo, y a veces, en la transcripción, resulta difícil separar sus palabras. Por eso, cuando recientemente edité este relato para su publicación (en un libro del que hablaremos próximamente en este blog), he hecho un texto compuesto que combina sus palabras. En todo caso, fue sólo entonces, con la transcripción delante, cuando he entendido que, más que contar un relato de fantasmas como los otros, las hermanas habían descrito un juego en el que los distintos participantes, al parecer tanto adultos como niños, se repartían los papeles de una historia en que la un niño llamado Sameraaltjie sufría toda clase de calamidades, hasta que moría. Pero no terminaba entonces el juego, porque el espíritu de Sameraaltjie se convertía en un fantasma que empezaba a aparecerse y perseguir a los otros participantes. En cierta ocasión, nos dijo Magdalena, ella y uno de sus hermanos se asustaron tanto que salieron a escape de la casa y su madre y otros adultos tuvieron que ir detrás de ellos para hacerlos volver. Ofrecemos aquí una versión ligeramente adaptada del texto que aparece en el libro y que, como se ha señalado más arriba, combina las voces de ambas hermanas.
Le teníamos un miedo horrible al pequeño Sameraaltjie, un fantasmita. ¡Menuda historia! Los mayores decían que era un juego, y lo jugábamos.
Esto es sobre uno que está enfermo y entonces se muere. Y cuando se ha muerto, empieza a aparecerse a la gente. Bueno, es la madre y el niño, y el niño se llama Sameraaltjie. Viene la abuela, y la abuela pregunta:
-¿Cómo le va a mi niño, al pequeño Sameraaltjie?
Entonces [otro jugador] dice:
-Vaya, pues está muy malo.
Y así jugabas.
Primero le caían unas tijeras en el pie, y después se ponía otra vez enfermo, y así es como se ponía tan malo. Y está muy mal, y después se muere. Y [así] juegas y juegas.
Y entonces se ha muerto, y dicen:
-Ahora Sameraaltjie se aparece a la gente.
Y señor, [una vez,] cuando dijeron "ahora se aparece a la gente", eché a correr y mi hermano también, salimos a escape. Y los mayores, mi madre y los demás, tuvieron que ir detrás de nosotros. ¡Como se lo cuento!
Mire, así jugaban, que había un niño, ese Sameraaltjie, que se pone muy malo y se muere. Y eso lo ves, que se muere. Y cuando ha terminado de morirse, sale el espíritu. Entonces se te aparece y te persigue.
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