Hoy es el día internacional de la narración oral, también me han dicho que es el día de la felicidad. Ambas cosas tienen relación; al menos en mi mundo.
Estaba buscando una cita para poneros aquí y me he encontrado con esta joya que teníamos guardada desde hace tiempo...
Pidieron una vez a un rabí, cuyo abuelo había sido discípulo del Baal Shem (Tov, el iniciador del hasidismo), que relatará un cuento sobre su maestro. "Un cuento-dijo-, debe ser contado de tal manera que se convierta en una ayuda por sí mismo". Y continuó: "Mi abuelo era cojo. Una vez le rogaron que refiriera un cuento y él describió como el santo Baal Shem acostumbraba a saltar y bailar mientras oraba. Mi abuelo, transportado por sus palabras, se puso de pie y comenzó a brincar y a danzar como lo hacía su maestro. Y desde ese instante curó para siempre su cojera. ¡Es así como un cuento debe ser contado!" (Martin Buber, Cuentos jasídicos: los primeros maestros. Ediciones Paidós, 1993, traducción de Ana Mª G. de Kantor, pp. 17-18)
¡Caray, es así también como un cuento tiene que ser escuchado!
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