jueves, 18 de julio de 2013

VIVIAN MAIER

Hace muy poco vimos un documental de la BBC titulado Vivian Maier: Who tooks nanny's pictures?  

Y ¿quién es Vivian Maier? ¿Qué hizo?  


Autorretrato. Colección Maloof
Pues hizo fotos, miles de fotos de gente en las calles de Nueva York y de Chicago. En todas ellas se adivina un ojo observador, una mirada atenta del mundo, más que curiosa, crítica, segura de sí misma, inquieta. Son fotos hermosas, de una belleza espontanea, casual, delicada. Imágenes tomadas con una cámara colgada del cuello cuando no bastaba solo con apretar un botón y disparar para obtener en una pantalla doscientas capturas al minuto. 

El tipo de cámaras que ella utilizaba facilitaba que pudiera tomar fotos en la calle sin tener que establecer contacto visual con el objeto retratado, miraba a través de la lente indirectamente al sujeto; por lo tanto, sin que él o ella se diesen cuenta de que estaban siendo fotografiados, pero ¿cuánto podía acercarse al retratado sin vulnerar su intimidad? Hoy en día en que se cuestiona tanto los derechos de imagen ¿es posible hacer eso? No digo ya si es lícito, porque si queremos captar una mirada o un gesto del otro es por algo, porque tiene un significado más allá del personal, transciende al sujeto, en cierto modo incluso va más allá de él o de ella. Puede ser una cuestión puramente estética, un juego de luces y sombras. Una revelación.


Undated. NYC. Maloof Collection


January 1953 NY. Maloof Collection

May 5. 1955 NY Maloof Collection

Vivian Maier tomó cientos de fotografías durante su vida, pero la mayoría de ellas no las reveló. Puede que porque no tuviera dinero para hacerlo, o puede que porque no la interesara, quién sabe, eso sí, las conservaba cuidadosamente. 

Nació en Nueva York en 1926 y murió en Chicago en 2009, de madre francesa, toda su vida trabajó como niñera y mantuvo su pasión por la fotografía como algo secreto. ¿No le interesaba exponer? ¿Publicar sus fotos? ¿Trabajar como fotógrafa? 

Cuando tenía 20 años viajo a Francia con su madre. Parece que allí algunos pensaba que era espía porque veían raro que una mujer norteamericana fuera por ahí haciendo tantas fotos. ¡Ya hacía fotos entonces! ¿Dónde aprendió? Es posible que una mujer con la que compartían piso en Nueva York la enseñara, pero no hay nada seguro. Después de seis años en Francia, regresó a Estados Unidos y empezó a trabajar como niñera. 

En 1959 viajó durante unos meses por Europa e incluso a Egipto, Tailandia. Cuando regresó volvió a trabajar como niñera, ocupación que mantuvo toda su vida, igual que la otra, la secreta, la de la fotografía.

Nunca enseñaba sus fotos. Aunque tiene muchas fotos de niños. Seguro que fotografiaba a los niños que cuidaba. Algunos de ellos saldrían en sus fotos. Es posible que se las pidieran, que quisieran verse en ellas.

También hizo películas en Super 8 y cientos y cientos de fotos. Los carretes que ella usaba permitían hacer unas doce fotos cada uno, solía usar un carrete cada día. 

Tienes que pensar mucho en la foto que vas a hacer antes de disparar. Pero también tienes que ser rápido. Cuando ves la imagen que quieres captar. Zas. A por ella. Luego, la reveles o no, está encerrada en un cartucho para siempre. 

Todas esas fotos podrían haber desaparecido para siempre sin ser vistas por nadie. Igual es lo que tendría que haber pasado. Lo que se esperaba que pasase. Lo lógico. Pero no ha sido así. No. Vivian Maier guardaba todo. Lo almacenaba en cajas y cajas y alquilaba trasteros para almacenarlas. Todos sus ahorros fueron a parar ahí durante años y años hasta que en el 2007 no pudo pagar más. Hubo una subasta pública. Se vendieron sus cosas. Varias personas pensaron "oh, viejas fotos de Nueva York y Chicago de los años 50 y 60, igual hay algo interesante".  Y así fue como poco a poco la niñera desconocida fue saliendo del anonimato. 

Hay dos grandes coleccionistas de la obra de Maier y resulta interesante ver cómo ha influido en ellos el cruzarse con la obra de esta fotógrafa: Maloof Collection y Jeffrey Goldstein Collection

Por supuesto uno puede cuestionarse qué hubiera pensado la propia Vivian Maier de todo esto. Si le hubiera gustado o no. Incluso si hubiera reconocido su trabajo como propio o no. Porque son otros los que están seleccionando el material que se publica, se expone, se edita, incluso cómo se edita, se imprime, etc. Lo único que podemos los demás es pensar que, en cualquier caso, es un trabajo de toda una vida, que lo que se ve es hermoso y que el trabajo en la sombra hubiera sido hermoso también, desconocido, útil tal vez solo para ella, pero igualmente válido.  Por supuesto, también te asaltan las cuestiones de la utilidad del arte como negocio. No es solo importante lo que haces y cómo lo haces, sino la forma de venderlo, el momento en el que lo vendes y cómo y a quién se lo vendes. 

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