sábado, 30 de junio de 2007

Fines de semana de cuento

Durante los dos últimos fines de semana hemos vivido entre cuentos. Del 15 al 17 de junio estuvimos en el Maratón de los Cuentos de Guadalajara, donde llovió intesamente, pero las palabras no dejaron de fluir. En efecto, a pesar de que hizo un tiempo pésimo, el Maratón se desarrolló un año más con éxito y cumplió su objetivo: 48 horas de narración ininterrumpida, que fue posible por la intervención de 1040 narradores.


José Manuel: Una vez más, disfruté mucho con el ambiente, la inmersión en las palabras, el contacto cotidiano con tantas personas que viven por y para ellas. Estar en Guadalajara esos días fue un auténtico baño de la energía espiritual que yo derivo de los cuentos y quienes los narran. En fin, que volví eufórico y con muchas ganas de seguir en la brecha.

Helena: Yo volví eufórica también, pero al contrario del año pasado, el contacto con el día a día se me hizo algo insoportable. ¿Cómo puede ser que las casas no tengan alas? ¿Cómo puede ser que las palabras salgan de nuestras bocas sin desvelarnos extraordinarios secretos?
Hace poco oímos al cuentero Nicolás Buenaventura y él dijo algo con lo que me identifiqué por completo: que la diferencia entre los cuentos y la vida es que los cuentos son realidad.


De entre los muchos cuentistas que escuchamos recordamos especialmente a Tim. José Manuel ya le conocía y le había entrevistado en alguna ocasión, pero para Helena, y sus amigas, era "la primera vez".

En esta ocasión, Tim no estuvo acompañado por Casilda Regueiro, que es quien habitualmente traduce, si esa es la palabra adecuada, sus recitales al castellano. Quien en esta ocasión recreó sus relatos en nuestra lengua fue Charo Pita, y hay que decir que también ella nos conmovió con un hermoso cántico que expresaba de un modo incomparable la tristeza de la protagonista del relato que más nos impresionó.

Se trata de un hermoso mito inuit (esquimal) que gira en torno al milenario motivo conocido como «la doncella cisne». Habla de un pescador que ve bañarse a unas bellísimas muchachas, y roba el vestido de una de ellas, la más hermosa. La otras recuperan sus ropajes y consiguen escapar. En realidad, son focas que habían adoptado forma humana. Al no poder recuperar sus ropas, la mujer no tiene más remedio que irse con el pescador. No vamos aquí a resumiros toda la historia, pero hay que decir que, si bien la escuchamos dos veces en el intervalo de pocas horas, en ambas ocasiones nos entusiasmó.

En la Maratón de Cuentos José Manuel (así como hacia las 3 de la madrugada) narró un precioso cuento chino de la tradición medieval que habla del extraordinario encuentro de un campesino con un estudiante. El estudiante es capaz de viajar en la jaula de gansos que el campesino lleva a la espalda y de extraer de su propia boca los más exquisitos manjares, los platos más hermosos y la mujer más bella.


José se entregó con entusiasmo y claridad al discurso y consiguió, un año más, el pin de cerámica de "la ciudad de los cuentos". Pequeño obsequio que todos los narradores conservamos con cariño de maratón en maratón. (¡Y él ya tiene cinco!).

Helena se ganó el pin contando "Mundo Baldería" un cuento de José María Merino (de su libro Cuentos de los días raros) que ella ha "oralizado" de un modo muy efectivo. El relato contrapone las trayectorias paralelas, divergentes y, por último, convergentes, de dos primos, uno de los cuales permanece fiel a las lecturas de su infancia (y termina literalmente inmerso en ellas), mientras el otro emprende el camino «sensato» de hacer una carrera «rentable» que le aparta totalmente de aquellos gozos de la niñez. Eso, hasta que, de un modo inesperado, se reencuentra con su primo…




Y el fin de semana de San Juan, como teníamos mono de cuentos, y queríamos hacer algo "mágico". Aceptamos la invitación de Pilar y de Paco de ir a Creixell, un pueblecito precioso de Tarragona, donde además de comer coca, beber cava y «soportar» a los vecinos tirando petardos celebramos un pequeño ritual propiciatorio que, como no, terminó contando cuentos a la luz de las llamas.

3 comentarios:

baobab dijo...

celebro que estéis nadando entre cuentos... para mi el verano es puro cuento hecho realidad, pero a cámara lenta....
un abrazo, ramon.

Juanma dijo...

Tengo que ir algún año a la maratón. Por lo que contáis es algo mágico. :-)))

Besos a los dos. :-***

Anónimo dijo...

Pues sí, Ramon, el verano tiene mucho de cuento, un cuento en el que, de pronto, nos encontramos, y del que nos cuesta salir, porque la realidad está en él, el cuento, y no fuera.
El Maratón de Guadalajara llega casi con el verano, y es un cuento de cuentos, un metacuento complejo y desbordante, del que también sale uno con pena y a regañadientes, pero fortalecido. Una vez fuera, claro, el mundo parece pálido y descolorido, pero las energías acumuladas no te las quita nadie. Espero que el año próximo te animes a venir, Juanma. Ya verás como la experiencia es inolvidable.