lunes, 29 de enero de 2007

LA SOMBRA DE PHILEAS FROGGER

El cuento que os presento es de mi amigo Fernando Mendez. Fernando es una de las personas más pacientes y habilidosas que conozco. Domina por completo el mundo de la papiroflexia ¿o queda más mono decir origami? Bueno, el caso es que aún recuerdo con asombro maravillado como fue capaz de hacerme un hada diminuta con el papel de plata de una cajetilla de tabaco, ¡con peana y todo!
Hoy, sin embargo, quiero enseñaros uno de sus cuentos, también pequeñito, como el hada, pero que igualmente ha conseguido dejarme con la sonrisa puesta.


LA SOMBRA DE PHILEAS FROGGER

El día en que me dijeron que iba a conocer a Phileas Frogger me imagine un tipo imponente, resultado de todo el conjunto de leyendas que circulaban en torno a su persona. Pero la decepción fue mayúscula. Phileas era un tipo normal, de esos con los que te cruzas a diario en las grandes ciudades y que pasan completamente desapercibidos. Tampoco era alto y su rostro era de lo más vulgar. Su porte desgarbado no estaba en absoluto en consonancia con la reputación que le precedía. Pero he de admitir que había algo que llamaba poderosamente la atención. Su sombra. Más correcto seria decir su impresionante sombra. Daba igual de donde proviniese la luz, Phileas proyectaba una sombra que abarcaba varias manzanas, dejando en penumbra todo lo que se encontraba tras sus menudas espaldas. Y ese era el rasgo peculiar que le caracterizaba, la legión de personas que le seguían, sobre todo en las tardes estivales, refugiándose en una zona que siempre se mantenía fresca. Y eso es todo. Phileas podría ser un mediocre pero no dejaba sombra de duda.

No hay comentarios: