Hace apenas unos días ha muerto Pinochet; y de muerte natural y sin ser juzgado... Ya, ya, la Historia con mayúsculas y esas cosas pone a cada uno en su sitio, pero a una que es una mosquita de nada en medio del universo le parece que los símbolos deberían morir también simbólicamente.
Algunos de mis amigos han hecho referencias en sus blogs a este tema y yo tampoco quería dejarlo pasar sin más, por eso he pensado en este cuento de Augusto Monterroso que habla de ovejas blancas y negras. ¿Qué somos cada uno de nosotros? ¿Ovejas blancas o negras? Tal vez las dos cosas según lo que nos toque vivir.
LA OVEJA NEGRA
En un lejano país existió hace muchos años una Oveja negra. Fue fusilada.
Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque.
Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura.
4 comentarios:
Qué mala leche gastaba Monterroso. :-)
Evitemos a las ovejas negras. Viva la escultura. ¿O es al revés? :-P
Besos, y muy buen finde. :-**
Yo mismo soy una oveja negra (siempre lo he sido en el cole, en la universidad, trabajando...), que ilusión me hace tener una estatua dentro de un siglo. Quiero que me pongan en la estatua a C-3PO y a R2D2, si puede ser, claro. ;-DDD
Si es que el arte justifica los medios... que se lo digan al tío del Perfume.
Vamos, E1000io,beeee, beeee, que te pondremos efectos especiales y todo en tu esculturita.
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